Creo que al departamento que dejo en Mardel se muda una pareja joven divina.
Vinieron a ver el departamento dos veces ya, pensando en el futuro que van a construir en cada uno de los espacios que hay en estos 250 metros cuadrados. Observé todo a distancia, mientras paseaban por el museo de lo que (todavía) es mi casa hoy, pensando en ese momento de ilusión, construcción, potencial y conexión con un futuro que todavía no existe pero que ya empieza a hacerse tangible en el que están. Algo que conozco bien, un regalo de la convivencia.
Observar toda esa escena me recordó que yo estoy en lo mismo.
[20/5/25 15:41:29] Nicole Marcuzzi : Yo acá
[20/5/25 15:41:31] Nicole Marcuzzi : Vendiendo mis muebles
[20/5/25 15:41:32] Nicole Marcuzzi : Again
[20/5/25 15:41:37] Nicole Marcuzzi : Tendría que ser gitana boluda
[20/5/25 15:42:11] Agus Tv: Jajaja
[20/5/25 15:42:20] Agus Tv: En otra vida lo fuimos no tengo dudas
[20/5/25 15:42:35] Agus Tv: Que te traes para acá?
[20/5/25 15:43:28] Nicole Marcuzzi : Literalmente ropa
[20/5/25 15:43:29] Nicole Marcuzzi : Y libros
[20/5/25 15:43:31] Nicole Marcuzzi : Y mi alma
Creo que lo mío se siente un poco más nebuloso porque, primero, yo vivo en movimiento. Siempre llegando, siempre yendo. Es casi como estar arriba de un barco: después de un rato, no te das cuenta del vaivén de las olas sobre la embarcación, y de hecho se siente raro volver a tierra firme (¿qué era pisar firme?). Y segundo, porque todavía ni vi la casa a la que me voy a mudar. Bueno, la vi por fotos, hablé con el dueño, me dijo que la mujer sigue a H&C, está cerca de un cafecito que me gusta a mí, me pareció suficiente. Así de mucho confío en la vida (aunque a veces se me olvide).
Ahora no tengo muchas más certezas que las que entrarían en la palma de mi mano. Me mudo a Buenos Aires, voy a empezar una maestría online que va a hacer que me despierte 5 am tres veces por semana, tengo ganas de divertirme. Esas son las tres pautas para el ciclo que comienza. Fuera de eso, ni idea, ni noticias. Y felicitaciones a mí misma por permitirme el no saber.
Hoy en terapia pude ver cómo estaba llenando huecos, armando elucubraciones, moviéndome rápido en pos de controlar y… ¿qué sentido tiene? Si al final mis historias favoritas son las que fueron llenadas de personajes, dimes y diretes por la vida y no por mí, si hay un plan cósmico que firmé antes de bajar para que todo salga bien, si el control no es más que una ilusión y ya aprendí: siempre y cuando no me abandone a mí, todo va a salir bien.
La ganancia es estar conmigo. Acá, en Madrid, o en el medio de la selva.
Es cierto que todo termina, sí. Pero también me excita siempre pensar que estoy en un ciclo interminable de finales que se convierten en comienzos, y que cada puerta que cierro es un voto de confianza al futuro, a algo a lo que le diré que sí (que aún no sé ni conozco) pero para lo que ya voy haciendo espacio en mi vida.
Estoy lista.
Por acá también. Lista para seguir viéndote brillar, pero con aroma a café Porteño